Como se ha demostrado desde los primeros trabajos del neurólogo Jean-Martin Charcot, mediante la hipnosis y sus distintos grados se puede hacer evocar a un sujeto, momentos y situaciones pasadas de su vida no recordadas conscientemente.
En el Tratado de Hipnosis Clínica del psicólogo clínico Michael Yapko podemos encontrar varias referencias en el campo de la hipnosis. En realidad, en la literatura sobre hipnosis abundan sobre las regresiones de edad. También se pueden constatar en Psicoanálisis, en la que se produce la regresión de edad mediante la Asociación libre.
Incluso la experimentación puramente científica ha verificado este hecho, el neurofisiólogo Wilder Penfield, en su libro El Misterio de la Mente, de 1975, explica que al estimular eléctricamente los lóbulos temporales del cerebro, los pacientes experimentan recuerdos vívidos y detallados de episodios pasados de sus vidas.
También se ha confirmado con la ingestión de diversos alucinógenos, y quizás los experimentos llevados a cabo con LSD por Stanislav Grof —cocreador de la Psicología transpersonal— sean de los más relevantes.
Posteriormente, Grof junto a su esposa Cristina, crea una técnica llamada Respiración holotrópica, en la que combinando una serie de elementos, como control de la respiración, música, dibujo, etc., igualmente se consiguen regresiones de edad, incluso perinatales.
Igualmente posible, y relativamente frecuente, es la regresión de edad de forma espontánea por Memoria asociativa, un suceso, un olor, una pieza musical, etc., con presencia a veces de una determinada emoción, hace rememorar sucesos pasados incluso no recordados conscientemente.
Por tanto más que discutir esa capacidad, el verdadero debate actual se centra en cómo se puede acceder de forma controlada a esa información.
Por ejemplo, desde el punto de vista de la Teoría holográfica del cerebro de Pribram, que explica la capacidad de nuestro cerebro de almacenar una increíblemente asombrosa cantidad de información, "Jhon Von Neumann, físico y matemático Húngaro, calculó que el cerebro almacena a lo largo de una vida humana media del orden de 2.8 * 10^20 bits de información", se apunta "que nuestra capacidad de recordar es como dirigir un rayo láser sobre una película holográfica y hacer aparecer una imagen en concreto".
Pero en general, parece haber un cierto consenso —aparte las estimulaciones intracraneales— de que el sujeto debe estar en determinados estados no ordinarios de conciencia. Caracterizados en general por un tipo de onda cerebral concreta, las ondas theta, con ritmos entre 4 a 8 Hertzios, por ejemplo en la hipnosis, o con la ingestión de ciertos alucinógenos.
También, los Drs. Elmer Green (descubridor del biofeedback) y Alice Green, han encontrado que los estados theta están asociados a un estado profundamente interiorizado con un aquietamiento del cuerpo, permitiendo entonces que imágenes o eventos emerjan a la conciencia en forma de memoria hipnagógica.
Y el neurofarmacólogo Gary Lynch, investigador de la memoria en la Universidad de California, ha comprobado la capacidad de los ritmos theta de evocar el pasado olvidado.
Esos estados, en la adultez, se producen naturalmente en la transición entre el sueño y la vigilia y entre el ciclo dormir-soñar. El Estado hipnagógico cuando vamos a dormirnos y al comienzo del ciclo dormir-soñar, y Estado hipnopómpico cuando estamos despertando y al final del ciclo dormir-soñar.
Por otra parte, esos ritmos son sumamente raros en nuestra vida cotidiana a partir de los 7 a 12 años aproximadamente. Hasta esa edad, e incluyendo el periodo intrauterino, en cuanto el cerebro está básicamente formado, podemos detectar fundamentalmente ritmos delta, theta y alfa, estos más habituales a partir de los 5 ó 6 años. Pero desde esa edad en adelante, el predominio absoluto en estado de vigilia pertenece a los ritmos beta.
Se considera además, que esos estados con ritmos theta, en la adultez, no se pueden mantener por mucho tiempo, puesto que llevan al sueño. Por ello, además de emplear la hipnosis o la ingestión de alucinógenos, se han propuesto diversos métodos electrónicos. Precisamente la construcción de las llamadas Máquinas mentales, se produjo a raíz de las observaciones sobre monjes budistas, yoghis y de expertos meditadores así como de diversos experimentos realizados desde los años 60, puesto que, además de los aspectos anteriormente mencionados, también proporcionaban las mismas propiedades que Grau indica para los estados asociados a la relajación IERA.
Y hay que recordar, que los ritmos theta son los ritmos naturales del Hipocampo—perteneciente al Sistema límbico—, que además de estar asociado a las emociones, lo está igualmente a la memoria a largo plazo.
Anatheóresis, solo emplea esa simple relajación profunda en la que induce los ritmos theta (IERA) para realizar sus sesiones regresivas.
La diferencia fundamental entre el método empleado por Anatheóresis y el que emplea la hipnosis en general, es que el paciente no pierde la consciencia en ningún momento —por tanto puede salir cuando quiera de dicho estado— y además no genera amnesia posthipnótica. Y con respecto a los métodos electrónicos, con los que el mismo Grau experimentó, estima que en la labor terapéutica entorpecen más que colaboran, de ahí que elaborara la relajación IERA.
La regresión de edad
se realiza induciendo, en primer lugar, al sujeto, la situación emocional
asociada a su disfunción, y en dicho estado buscar los impactos traumáticos
anteriores análogos, aquellos que le han llevado al momento patológico actual,
sobre todo al impacto traumático inicial.
Es decir, se trata de
encontrar los daños emocionales y actualizarlos, sacarlos a la luz del
discernimiento, pero de forma ordenada y no explosiva. Aunque el sujeto no sólo
debe visualizar -como ya indicamos- las situaciones y hechos que conforman esos
impactos traumáticos, sino que debe vivenciarlos, es decir, verlos y sentirlos.
Pero hay que indicar,
que no siempre aparecerán las situaciones tal y como se produjeron en su día,
sino que podrían emerger distorsionadas, disfrazadas o transformadas, ya sean
los hechos en sí mismos o las personas que intervienen en ellos, dado que al
indagar en ese pasado, estaríamos en unos estadios de percepción, en los que
tales hechos son percibidos en forma altamente emotiva y subjetiva. Es lo que
llama Verdad Sentida. Una verdad asumida por el sujeto que ha podido dañarlo,
aunque dicha Verdad Sentida, puede y debe ser transformada en hechos reales.
El proceso
terapéutico se produce precisamente al sacar a la luz de la conciencia tales
hechos y finalmente ser comprendidos.
Consideraciones
No obstante, a pesar de que lo expuesto
anteriormente es la base de anatheóresis, ésta dispone también de otras
técnicas y herramientas con la que ayudar en el proceso terapéutico, dado que
no siempre es posible, para el sujeto, rememorar los hechos claramente, ni
comprender de inmediato el proceso que le llevó desde los impactos traumáticos
a la disfunción en curso.
Hay que tener en cuenta, que el sujeto adquiere el
recuerdo de los impactos traumáticos, altamente transformados según la
intensidad de la carga emotiva y de la percepción en los distintos estadios.
Igualmente esos recuerdos, a lo largo de la vida del sujeto, también pueden ser
alterados por múltiples condicionantes, sean sociales, culturales, religiosos,
etc.
Finalmente es
importante señalar, que la emoción inicial generadora de los impactos
traumáticos es el miedo. Un miedo, que a lo largo del proceso ontogénico del
sujeto, surge de la posibilidad a no ser, de la separación de la totalidad y de
la conciencia global que originalmente es el sujeto. Básicamente, del paso de
esa conciencia global a la formación de un yo singular, con una conciencia
propia y separado de la totalidad. Ese miedo implica necesariamente una
carencia afectiva que se desarrollará en mayor o menor medida como causa de los
distintos impactos traumáticos.
Evidentemente el
objetivo primario de anatheóresis es la liberación de cúmulos traumáticos que
llevaron hacia las disfunciones psíquicas o físicas, pero el someterse a la
terapia de anatheóresis, implica la liberación de los condicionamientos
emocionales y por tanto de su dependencia.
Surge una tendencia
hacia el amor, pero no el amor egoísta dependiente del historial emocional
oculto en el inconsciente, sino un amor tendente a la totalidad, que nos indica
que no hay culpables, ni siquiera nosotros mismos. Sencillamente nos hace ser
seres más libres y más difícilmente manipulables.
En realidad,
anatheóresis es la explicación racional y científica de la formación del yo o
cuerpo mental que nos gobierna, y si pudiéramos someternos a las suficientes
sesiones, podríamos, en teoría, liberarnos de todos los miedos y por tanto
transformar todas las carencia afectivas, dando lugar al ser primigenio que
todos y cada uno de nosotros llevamos dentro.
Un ser totalmente
libre y con un sentimiento de totalidad al que, sin lugar a dudas, podemos
llamar amor absoluto.
www.grau.anatheoresis.com
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